DE GLAMOUR, CHIC Y OTRAS HISTORIAS

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Leo en un artículo de la revista View of the Times que las divas han muerto, que se acabaron cuando Bette Davis u Olivia de Havilland, las diosas de los 30’s, plantaron cara a la Warner, cuando se hicieron libres.

Pero si miramos atrás, antes que las actrices hablan, en el cine quiero decir, las divas eran mujeres modernas, excitantes, emancipadas, chicas que se quitaron el corsé de mujer, de manera metafórica y literal, que bailaban, algunas casi en pelotas, que se soltaron el pelo y se lo cortaron a lo chico, la antítesis de lo que vino después.

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UN LLANTO DE LLORONA

Un día 5 de agosto se llevó a Marylin Monroe y a Chavela Vargas. Tanta gente las lloró vivas, tanta las lloró muertas…

Lloremos un llanto de llorona: y te perdí mujer de Pablo Neruda.

Y te perdí mujer. En el camino
me prendiste una lámpara fragante,
entonces se aromaron y se hicieron divinos
todos estos cansancios humildes y constantes.

No sé si apenas eras una leyenda o eras
un río que afluía para todo dolor
pero si fue leyenda para mi
enfloreciste aromas dentro de mi canción.

 

Hiciste un semillero de ilusiones
que vivió ingenuamente en mi tristeza.
Lentamente. Fue el jugo de rencores
echados sobre el jugo de rencores
sobre el manto de la ilusión ingenua.

En mi torre de odios tuviste una ventana
(Un vidrio ilusionado, transparente y gentil.)

Ya se quebró. Es inútil que te llame mi amada
porque, mujer, en una negrura te perdí.

Sincerely. Adela Leonsegui*


¿TE PONE EL TIEMPO EN TU SITIO?

Hay gente a la que he llegado tarde y, claro, me las perdí.

Me perdí a muchas actrices en su esplendor, aunque la fortuna me ha colocado en la era digital y aquí las tengo, en su mejor papel

María Felix. A veces me pinto su lunar y juego a ser La Doña

o a Marylin Monroe. La musa entre las musas

o a Katharine Hepburn. Elige un siglo, en el que la pongas queda bien

Me perdí a Diana Vreeland en Harper’s Bazaar y en Vogue, debía ser un espectáculo verla trabajar con Avedon

Llegué tarde al New Look de Dior y ahora resultaría demasiado excéntrico, incómodo y poco práctico

Y muchos otros personajes y momentos que me hubieran resultado divertidos.

Pero a lo que he llegado tarde es a otra gente, a Cati Acevedo, a Maruja Zuloaga, a Berna Morales, a Ana Quintero y tantas otras con las que me hubiera gustado compartir tacones, faldas, pantalones y la vitalidad de su juventud.

Por fortuna no nací lo bastante tarde, no me las he perdido, todas están en mi vida y espero disfrutar de ellas muchísimo tiempo más.

Sincerely. Adela Leonsegui*