Los invitados

La gente muy guapa, muy rica, muy famosa o muy poderosa suele estar rodeada a su vez de otra gente aún más guapa, más rica, más famosa, más poderosa o de aquellos que, sin ser nada de eso, les hacen felices.

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El 28 de noviembre de 1966 esta invitación impresa en Tiffany & Co. dividió a la sociedad neoyorquina en dos grupos: los 500 amigos de Truman Capote y sus nuevos 15.000 enemigos, aquellos que no la habían recibido.

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OUI C’EST MOI

Maxime Mackendry de la Falaise

Yo, que adoro a Truman Capote, de ser Maxime Mackendry de la Falaise, le hubiera pedido que escribiera mi biografía (hijos y nietos incluidos). Ningún guión mejor para él y ningún escritor mejor para ella a la hora de contar sus tropelías: matrimonio, divorcio, novios, otro matrimonio, títulos nobiliarios, cuernos,  modelo, cocinera, el Vogue, Nueva York, París, … demasiados elementos para dejarlos en el aire sin que nadie de forma a la historia.

Ya sé que hay tantas historias como personas, seguramente unas más interesantes que otras a la hora de contarlas, pero si además los protagonistas son abrumadoramente bellos y exitosos, pues como que te pone más.

Maxime, la madre, modelo en los 50 y 60, fundamentalmente de Elsa Schiaparelli e Yves Saint Laurent, diseñadora, excelente cocinera, con columna propia en Vogue, se casó dos veces, primero con Alain Le Bailly de La Falaise con quien tuvo dos hijos y después, tras varios romances, con John McKendry.

Maxime Mackendry de la Falaise

Como yo no soy Capote y su vida es mucho para un post, hasta aquí puedo leer. No hay más que verla para entender el poder de atracción que en esa época ejercía sobre los hombres y que Cecil Beaton dijera de ella que fue “la única inglesa verdaderamente chic de su generación”.

Loulou de la Falaise

Su hija Loulou, ohlala!, oh Loulou!. Empezó a ser diferente desde su bautizo, no con agua sino con Schoking de Elsa Shiaparelli, ahí es nada. Amiguísima de YSL, de las drogas y de Studio 54, ahí es nada otra vez. También, como su madre, se casó dos veces, primero con un noble irlandés, Desmond Fitzgerald y con el escritor francés Thadée Klossowski de Rola después.

Loulou de la Falaise

Dignísima sucesora de su madre.

Pasemos a Alexis, el hijo. Otro bello. Diseñador de mobiliario (diseño, diseño). Se casó con Louisa Ogilvy, tuvo dos hijos bellos y aparece en pocas fotografías, pero elegidas. Aquí con Viva en la película Tub Girls de Andy Warhol.

Alexis de la Falais

Los hijos de Alexis: una modelo y un chef-modelo.

Lucile, casada con el hijo de Keith Richards, Marlon, es modelo, pero como ya no hay Warhols ni Saint Laurents, sólo su matrimonio y su belleza destacan en su biografía, que no es poco.

Lucile de la Falaise

Termino con Daniel de la Falaise, modelo y chef de la boda de Kate Moss.

Daniel de la Falaise

¿Importa si hace algo más si va a ser recordado sobre todo por eso?.

Sincerely. Adela Leonsegui*


EN COMPAÑÍA DE LA SOLEDAD

La soledad, la falta de compañía, tan triste dicho así, es un regalo cuando la canta Carlos Gardel y la pinta Edward Hopper :

(Si quieres escuchar mientras lees abre el enlace y sigue)

Yo no quiero que nadie a mí me diga

que de tu dulce vida vos ya me has arrancado.

Mi corazón una mentira pide

para esperar tu imposible llamado.

Yo no quiero que nadie se imagine

cómo es de amarga y honda mi eterna soledad,

pasan las noches y el minuto muele

la pesadilla de su lento tic-tac.


En la doliente sombra de su cuarto, al esperar

sus pasos que quizás no volverán,

a veces me parece que ellos detienen su andar

sin atreverse luego a entrar.

Pero no hay nadie y ella no viene,

es un fantasma que crea mi ilusión.

Y que al desvanecerse va dejando su visión,

cenizas en mi corazón.


En la plateada esfera del reloj,

las horas que agonizan se niegan a pasar.

Hay un desfile de extrañas figuras

que me contemplan con burlón mirar.

Es una caravana interminable

que se hunde en el olvido con su mueca espectral,

se va con ella tu boca que era mía,

sólo me queda la angustia de mi mal.

En la doliente sombra de mi cuarto, al esperar

sus pasos que quizás no volverán,

a veces me parece que ellos detienen su andar

sin atreverse luego a entrar.

Pero no hay nadie y ella no viene,

es un fantasma que crea mi ilusión.

Y que al desvanecerse va dejando su visión,

cenizas en mi corazón.

La obra de Edward Hopper en el Museo Thyssen Bornemsza del 12 de junio al 2 de septiembre. Para verla con o sin compañía.

Sincerely. Adela Leonsegui*


SINGING IN THE RAIN, I’M HAPPY AGAIN

Si no puedes con tu enemigo, únete a él:

Una circunstancia adversa.

Una actitud positiva.

Un resultado magistral.

Sincerely. Adela Leonsegui*


MI BROADWAY PARTICULAR

Una buena producción de Broadway es un espectáculo que todo el mundo debería ver, al menos, una vez en la vida.

Entre las películas de mi infancia tengo muy presente aquellas en las que aparecían multitud de mujeres bailando al mismo tiempo, incluso en el agua con Esther Williams, pues las ponían en la tele casi todos los sábados por la tarde. No sólo intentaba copiar las coreografías, sino que creía que era posible hablar como ellas, o sea, hablar en castellano moviendo los labios en inglés, yo no sabía que las doblaban!

Hoy me han venido a la cabeza momentos muy entrañables de la calle nueva, donde yo vivía, y posiblemente no me equivoque al pensar que a los demás también os los traerán. Sólo por eso merece la pena.

Sincerely. Adela Leonsegui*