Los invitados
Publicado: sábado 29, noviembre 2014 Archivado en: en la memoria, home | Tags: Andy Warhol, Arthur Miller, Black and white ball, Candice Bergen, Cecil Beaton, Consuelo Crespi, Duques de Windsor, Frank Sinatra, Gianni Agnelli, Gloria Guinnes, Guest List, Henry Fonda, Jacqueline Kennedy, Jerome Robbins, Katharine Graham, Lacqueline de Ribes, Lauren Bacall, Lee Radziwill, Luciana Pignatelli, Maharajá y Maharaní de Jaipur, Marella Agnelli, Marisa Berenson, Mia Farrow, Penélope Tree, Richard Avedon, Rudi Crespi, Shirlee Mae Adams, Tallulah Bankhead, truman Capote 6 comentariosLa gente muy guapa, muy rica, muy famosa o muy poderosa suele estar rodeada a su vez de otra gente aún más guapa, más rica, más famosa, más poderosa o de aquellos que, sin ser nada de eso, les hacen felices.
El 28 de noviembre de 1966 esta invitación impresa en Tiffany & Co. dividió a la sociedad neoyorquina en dos grupos: los 500 amigos de Truman Capote y sus nuevos 15.000 enemigos, aquellos que no la habían recibido.
La etiqueta pedía a los hombres vestir de traje negro, a las mujeres de blanco o de negro y a ambos acudir con máscara. Celebraría el baile en el Hotel Plaza y en honor a la periodista y propietaria de la revista Newsweek y del periódico The Washintong Post Katharine Graham. Aunque su verdadera e íntima intención era hacer una fiesta en su honor y por el éxito de su gran obra: A sangre fría.
Y con esa misma sangre fría, durante meses paseó por Nueva York con una libretita negra en la que apuntaba y tachaba nombres recibiendo presiones, sobornos y amenazas incluso de suicidio. Todo el que era alguien en Nueva York quería estar entre los 500 invitados y muchos de los que no recibieron la tarjeta de Tiffany prefirieron salir de la ciudad para justificar su ausencia. También hubo quien rechazó la invitación del escritor, entre ellos los Duques de Windsor y Jacqueline Kennedy.
La curiosa lista de invitados estaba llena de gente guapa, rica, famosa y poderosa y, siendo él un recién llegado al grupo de los ricos y famosos, ya formaba parte de un selecto círculo de mujeres de la jet, las que él llamaba sus cisnes.
Entre las jóvenes y guapísimas promesas estaban tres de las modelos del momento: Candice Bergen que empezaba a debutar como actriz, Marisa Berenson, la nieta de Schiaparelli y Penélope Tree que apareció con un modelazo escandaloso acompañada de dos de los fotógrafos más reconocidos de la época: Cecil Beaton y Richard Avedon.
Y también estaban sus bellas, aristócratas y ricas amigas: la princesa Marella Agnelli junto a su riquísimo marido Gianni Agnelli, la Condesa, también modelo y editora de Vogue, Consuelo Crespi y su marido el Conde Rodolfo Crespi, la princesa Luciana Pignatelli, la socialité Gloria Guinnes, la princesa Lee Radziwill con su príncipe Stanisław Albrecht Radziwiłł, los condes Édouard y Jacqueline de Ribes y hasta el Maharajá y la Maharaní de Jaipur.
También estaban otros no tan guapos pero sí muy ricos y poderosos: empresarios exitosos de diferentes sectores con sus esposas, políticos, embajadores, periodistas, directores de cine, editores o sencillamente filántropos en busca de una causa que apadrinar.
El hueco de los famosos estaba bien cubierto por los recién casados Frank Sinatra y Mia Farrow, el actor Henry Fonda y su quinta esposa Shirlee Mae Adams, la actriz de teatro Tallulah Bankhead o la bellísima Lauren Bacall rechazando parejas de baile para marcárselos con el coreógrafo Jerome Robbins.
El grupo lo completaban colegas de profesión: novelistas como Arthur Miller, poetas como Robert Penn Warren, guionistas como Alan Jay Lerner, artistas como Andy Warhol… casi todos consagrados.
Este baile supuso para Truman Capote el fin de su vida literaria y el principio de una vida social y mediática que terminó con la publicación en Esquire de varios capítulos de su última novela Plegarias Atendidas en la que, mediante citas en clave y personajes ficticios, desvelaba secretos que ellos le habían confiado.
No supo estar a la altura ni cumplir con las expectativas de una sociedad a la que aspiraba pero a la que realmente no pertenecía y sus nuevos mejores amigos le abandonaron por otro que les hizo igual de felices.
Sincerely. Adela Leonsegui*
Fotografías: Elliott Erwitt/Magnum Photos, Henry Grossman, Vogue, The Place2.ru, Express.co.uk, Cecil Beaton,
Qué bueno volver a leerte.
Me ha gustado mucho Adelita!! beso grande!!
Date: Sat, 29 Nov 2014 09:31:46 +0000
To: vichy26@hotmail.com
¡Qué gran crónica social rosa, en blanco y negro! No he leído Plegarias atendidas, pero si desvela los cotilleos detrás de estas fotos, este sábado habrá que pasarse por Quorum 🙂
Bueno Javi, ¿te lo compraste?
Plegaria desatendida en Quorum: no lo tenían y tampoco podían pedirlo, agotado. Habrá que buscarse la vida por otro lado.
Ésas historias de la socialite mundial marcaron muchos estilos de vida.
Referente a Truman Capote,le conocí en la Disc.Studio54,allá para el 1979 y lo recuerdo como a alguien inofensivo,pero con ojo de águila que sabía,cómo adentrarse a la gente famosa,sobre todo que confiaran en él.Su lista fue incontable,de los famosos que estaban alrededor de él.Para mí,fue una musa que aún lo recuerda los que lo admiraron como sus detractores.