LUISA CASATI: UNA MUJER MODERNA
Publicado: martes 19, agosto 2014 Archivado en: home | Tags: Luisa Casati Deja un comentarioLa velocidad a la que se mueven las modas actuales es tan rápida que lo que hasta ahora mismo era tendencia se ha quedado antiguo sin que te hayas enterado. Ahora resulta que para estar a la última hay que estar conectado permanentemente así que al irte de vacaciones te sumerges en un agujero negro del que no sales indemne: lo que ha pasado te lo has perdido.
A pesar de esta búsqueda permanente de lo nuevo (generalmente no son más que palabras que ponen nuevos nombres a lo que ya existía), la influencia del siglo XX en la moda actual sigue siendo indiscutible: diseñadores, patrones, décadas en general o personajes concretos siguen siendo la fuente de inspiración de las actuales colecciones y editoriales de moda.
Nacida en 1881, la marquesa de Casati sigue siendo hoy una mujer moderna. Fue una rica heredera italiana que se casó a los 18 años con el marqués de Roma, Camilo Casati Stampa di Soncino, del que ¡se divorció! 14 años más tarde, convirtiéndose en la primera mujer italiana católica que se divorciaba legalmente, mientras disfrutaba de un abierto romance con el poeta Gabriele D’Annunzio.
Guapa, rica y excéntrica, no deseaba gustar sino estimular, la obsesión de Luisa Casati (Luisa Adela Rosa María Amman) fue convertirse en una obra de arte. Toda Europa la conocía por el estado ruinoso en que mantenía su casa, el Palacio Vernier dei Leoni que luego perteneció a Peggy Guggenheim y por la fauna que lo habitaba: pavos reales, monos, serpientes, guepardos y hasta un león, entre otras especies.
Se considera, después de Cleopatra y la Virgen María, la mujer más retratada de la historia. También es cierto que en parte se debe a que se convirtió en mecenas de numerosos artistas. Fue pintada por Giovanni Boldini, Federico Armando Beltrán, Augustus John, Kees Van Dongen, Romaine Brooks y Zuloaga. La esculpieron Giacomo Balla, Barjansky y Jacob Epstein. Fue fotografiada por Man Ray y Cecil Beaton y, por supuesto, vestida por Poiret, Fortuny y Erté.
Su fuerte personalidad y su manera de tomarse la moda fueron la inspiración de la joya pantera de Cartier y de la colección de Dior alta costura diseñada por John Galliano para la primavera de 1998. También su personalidad y su imagen, con el pelo rojo y rizado, la piel blanqueada con polvo de caliza y los ojos pintados de khol, han servido de hilo conductor en editoriales de moda e incluso para la creación de catálogos de ropa.
Nadie quería perderse las fiestas que ofrecía en las que los sirvientes aparecían desnudos y pintados de dorado. Sentaba a la mesa a maniquíes de cera que, según los rumores, contenían las cenizas de antiguos amantes. Siempre iba acompañada de su sirviente Gabi, un tunecino de casi dos metros. En cuanto a su indumentaria, casi siempre vestía en blanco y negro, utilizaba serpientes vivas como joyas y en ocasiones paseaba sólo con una piel de tigre abierta sobre su cuerpo desnudo.
Viajó cuanto quiso, visitó Roma, París, Venecia y Estados Unidos y cuando el efectivo empezó a faltarle comenzó a pagar con sus joyas. Todos sus bienes le fueron embargados y hacia 1930 había dilapidado su fortuna. Desde entonces trasladó su residencia a Londres viviendo de la caridad de sus amigos y, según cuentan, buscando en la basura de mercadillos objetos con los que mantener su estrafalario aspecto. Murió en 1957 y fue enterrada envuelta en una piel de leopardo junto a un pekines disecado. Magnífica.
En su epitafio se puede leer «su edad no puede marchitarse, ni la costumbre rancia su infinita variedad», la que fue su vida en una cita extraída del Antonio y Cleopatra de Shakespeare.
Del 3 de octubre al 8 de marzo de 2015 se podrá visitar en el Palazzo Fortuny de Venecia una exposición sobre Luisa Casati, una mujer realmente moderna.
Sincerely. Adela Leonsegui*