CONCRETANDO

Admiro a las personas que saben sintetizar cuando hablan (no, twitter no vale). Dar giros y rodeos es un defecto frecuente en quienes hablan en público que en muchas ocasiones, da igual el tiempo del que dispongan, son capaces de aburrir al lucero del alba. Dar un discurso vacío de contenido puede llegar a ser un reto de locuacidad para quien lo escribe, pero a quien lo escucha sin cerrar los ojos o abrir la boca le supone un reto incoherente, irracional y absurdo.

Simplificar no es tarea fácil, ni en la comunicación ni en ninguna otra disciplina. Si menos es más fue uno de los principios de la corriente minimalista es porque detrás existían ideas útiles y brillantes que destacaban al quedar despojadas de elementos sobrantes. Si no hay un fondo que lo sustente no hay minimalismo, hay pobreza, por eso nos hemos acostumbrado al adorno, a esconder la falta de contenido con verborrea, con salsas, colores y otros arreglos florales que nos ayudan a no ver lo que hay detrás, o sea, nada.

Así que cuando me encuentro con alguien que expone su trabajo sin artificios es capaz de dejarme con la boca abierta, tanto por su valentía como por lo hermoso de lo bien hecho. Esta semana un ilustrador japonés, Miyuki Ohashi, ha captado mi atención con dibujos que, a base de simples trazos, consiguen extraer la esencia de la realidad que representan.

Concretando, Miyuki Ohashi domina el arte de hacer de lo complicado algo simple. Como dijo el músico y compositor Charles Mingus: cualquiera puede hacer complicado lo simple, hacer lo complicado simple, asombrosamente simple, eso es creatividad.

Sincerely. Adela Leonsegui*

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