LO QUE TIENE LA HISTORIA
Publicado: viernes 4, mayo 2012 Archivado en: estilo, home, moda, mujeres | Tags: Hernest Heminway, historia, injusticia, Nancy Cunard, Pablo Neruda, racismo 4 comentariosSi no conoces la historia corres el riesgo de cometer los errores que ya se han cometido, claro que conociéndola, a la vista está, también. Esta manía que tiene el ser humano de creer que sus errores no van a tener las mismas consecuencias que los de sus antepasados, cuando está actuando exactamente igual, es de un burro que asusta.
Hay una mujer, me atrevería a calificarla de la primera it girl (ahora hay tantas, que no da tiempo a aprenderse sus nombres), cuya vida me parece extraordinaria. Una it girl no es más que una chica mona, rica y moderna, a la que todos quieren fotografiar y vestir porque es capaz de vender más que un anuncio, pero esta es diferente, se trata de Nancy Cunard.
Es cierto que lo de mona y rica encajan en su perfil. Lo de la belleza se ve en las numerosas fotografías y pinturas que existen de ella. Su época no es la de Sartorialist, es la de Man Ray
ni la de Dior o Gucci, sino la de Poiret, Wooth o Molineaux.
Lo de rica le vino de cuna: biznieta del fundador de la naviera Cunard Line. Nada más que añadir.
Excéntrica y diferente, como deja claro su atuendo compuesto principalmente de grandes pulseras de marfil que llevaba hasta el codo y los ojos pintados de kool, llama la atención hasta de las modernas del siglo XXI y es un icono a quien nadie le quita el puesto.
Pero vamos con lo que de histórico tiene su vida: se enamoró, en plenos años 30, de un músico negro de jazz, Henry Crowder, eso si que es ser moderna. Por supuesto fue desheredada de inmediato, erigiéndose en defensora de los derechos civiles y causas antifascistas. Aquí termina su periplo como it girl y se dedica a la vida editorial, por la que seguramente es más recordada.
Amiga de Ernest Hemingway, James Joyce o Pablo Neruda, quien dijo de ella: su cuerpo se había consumido en una larga lucha contra la injusticia en el mundo. No recibió más recompensa que una vida cada vez más solitaria y una muerte desamparada.
Pues eso, que no se nos consuma el cuerpo en la lucha contra la injusticia, espero que entre todos le ganemos la batalla. Lo que tiene la historia es que podemos aprender de ella.
Sincerely. Adela Leonsegui*
Momento para recuperar a mujeres de aquella época como Lucía Moholy-Nagy, ensombrecida por su marido, o Claude Cahun, artista inquietante.
Momento también -por aquello de las pulseras- para revisar la infleuncia del primitivismo africano que Man Ray trajo a Europa y que hizo prender en los artistas de la época, incluido Picasso.
También momento para oír Ligia Elena de Rubén Blades.
De lo mejor que has escrito. Me encanta que hables de esta mujer. ¿Sabías que la Lucy Tantamont del libro Contrapunto es básicamente ella?.
«¡Romántico, romántico! -se mofó ella- ¡Tienes un modo tan anticuado y absurdo de considerar las cosas! Matar y regocijarse sobre los cadáveres y luego el amor y todo lo demás. Es absurdo. Pudieras igualmente pasearte de frac y corbatín. Procura estar un poco más al día. No se puede marchar hoy día con una carretada de ideales y romanticismos a lastras. Para viajar en aeroplano hay que dejar en casa el equipaje pesado. La buena alma de antaño estaba bien cuando la gente vivía con lentitud. Pero hoy resulta demasiado pesada. No hay cabida para ella en un aeroplano».
Interesantísimo alegato de vanguardia, este párrafo. También de modernidad y -curiosamente- de posmodernidad. Uniendo al texto las enseñanzas de Adela, aprendamos de la Historia y devolvámosle su lugar a la lentitud para recuperar la buena alma. Eso sí, desde la contemporaneidad por favor, que ayer pasé por el Ateneo y…
¡Magnifica interactuación entre lectores!